Capítulo 137.- Saturnino Álvarez Turienzo
En Saturnino Álvarez Turienzo,nacido en León en 1920,el agustinismo se hace más erudito todavía,lo que se explica por el hecho de que el que sería vicerrector de
Como historiador de la filosofía se dio a conocer con su tesis sobre San Agustín y la formación del concepto de persona (1968),en la que describe,con erudición,la trayectoria de San Agustín y su concepción de la persona,abierta a la comunidad,a imagen del Cuerpo Místico.También se deben a él numerosos artículos,consagrados a San Agustín,el nominalismo,fray Luis de León,René Descartes,Gotfried Wilhelm Leibniz,Agostino Steuco,Ernst Bloch,Michele Federico Sciacca,Xavier Zuviri,Jacques Monod,etc.
En calidad de pensador personal Saturnino Álvarez Turienzo ha llevado su reflexión principalmente al concepto de naturaleza y de derecho natural,a la noción de comunidad,al occamismo y sus secuencias,al individualismo liberal,al marxismo,a la idea de persona y a la creciente escisión entre las ciencias y el humanismo,Nominalismo y comunidad (1961),cuyo subtítulo es San Agustín y la primacía de la comunidad.Estableció,en contra del nominalismo (padre del individualismo burgués y pretendidamente liberal) que “lo común no es un nomen,sino una realidad” (iden.,página 70) y que “el mismo ser de los individuos,si consiste en verdad,se debe a su inserción con lo que en común les vivifica” (iden.,página 76).La modernidad,gangrenada por la desconfianza hacia la metafísica,ha hecho que la comunidad (unidad fraternal de las personas,bajo la vigilancia de Dios) degenere en simple sociedad (yuxtaposición de individuos,con intereses encontrados,bajo el arbitraje laico de un Estado más o menos contractual).De este modo se ha pasado de la comunión a la conmutación (iden.,página 82),de la caridad al utilitarismo egoísta y sórdido,con todos los peligros que comporta esta degradación:anarquismo por un lado y totalitarismo por el otro;el eros ha triunfado sobre el agape.En Occidente,desde hace muchos siglos,la secularización conduce a substituir el bien común,del que partía San Agustín –asimismo continuado por Santo Tomás de Aquino-,por el equívoco interés general.En cambio,según Saturnino Álvarez Turienzo,”hoy importa ver que la comunidad,el bien común,tiene una substantividad” (iden.,página 291) y que la persona solamente puede realizarse o salvarse en su seno;hay que revalorizar pues a toda costa la idea de continuidad,de convivencia ardiente,de la que todos los seres humanos,por otra parte,sienten cierta nostalgia en su profunda soledad y desamparo.
El tema de la perennnis philosophia puede hacer un gran servicio a este efecto,según su artículo sobre la “Philosophia perennis entre revelación y razón”;Steuco-Leibniz,1980,con la condición de que se despoje de cualquier sometimiento rígido al pasado,y sobre todo al peripatetismo.Debemos apoyarnos igualmente en la emancipación cartesiana,regresando a la teología y la moral natural,lejos de cualquier perspectiva idealista o mecanicista,evitando reducir el pensamiento solamente al conocimiento y volviendo a convertir al sujeto de entusiasmo en un simple sujeto racional.En este sentido Saturnino Álvarez Turienzo se inquieta particularmente por la grave crisis moderna,que consagra la creciente escisión de las ciencias del cosmos y las ciencias humanas con el humanismo.Al meditar sobre la obra de David Friedrich Snow (1959) lamenta el divorcio existente entre la exterioridad y la interioridad;pero inmediatamente pasa a promover remedios.Según él,ayudándose de las ideas de Max Weber,Maurice Merleau-Ponty y Karl Popper,hay que formular de una forma nueva la noción de racionalidad.La modernidad ha hecho bien,sin duda,al plantear nuestra inteligencia como principio modelador de nuestro ser humano;pero ha cometido el error de entender esta creatividad como una construcción a partir de fuera,como una objetivación,en la que desaparecen el sujeto y la axiología.En cambio es preciso concebir nuestro espíritu como algo que actúa desde el interior,a partir de su soledad;no recibe ni transforma su obra en el seno de lo que ha sido dado ya,sino que la hace,por iniciativa propia,en su intimidad,con sus propios recursos.De este modo será posible recuperar la técnica al servicio del ser humano,pues quedará impregnada de auténtica espiritualidad.En nuestra era postmetafísica la filosofía,y muy especialmente la ética,recuperará un estatus epistemológico válido.
Desde la misma perspectiva de actualización Revisionismo y diálogo (1969),en una preocupación por conciliar nuestro siglo con lo mejor de la tradición,estudia cuidadosamente el diálogo presente entre el marxismo y el cristianismo.El revisionismo de George Lukács,antidogmático,le parece interesante,aunque insuficiente;de igual modo le parece que el conservadurismo revolucionario al que había llegado
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